CHAMAEMELUM NOBILE
Empezamos la semana conociendo más sobre una planta que está presente en nuestra vida cotidiana: la manzanilla. ¡Vamos a conocerla!
La manzanilla (chamaemelon en latín) fue una de las plantas más apreciadas en la medicina romana. Plinio el Viejo, en su Historia Naturalis, la describe como un remedio eficaz contra dolores de cabeza, problemas digestivos e inflamaciones.
Su uso era tan extendido que no solo se consumía en infusión, sino que se aplicaba en ungüentos y cataplasmas para tratar heridas y dolencias musculares. Uno de los usos más interesantes de la manzanilla en Roma era su incorporación en los baños termales.
Se creía que sus propiedades calmantes y antiinflamatorias ayudaban a relajar el cuerpo y rejuvenecer la piel. En algunas villas romanas se han encontrado restos de esta planta en recipientes que pudieron haber sido utilizados para la preparación de aceites y esencias para los baños.
Los romanos, herederos del conocimiento griego, adoptaron la manzanilla como un elemento esencial en su medicina. Se utilizaba tanto para tratar heridas e infecciones como para aliviar problemas digestivos y favorecer el sueño. Era un remedio popular entre soldados y viajeros, quienes la llevaban consigo para aliviar el cansancio tras largas jornadas de marcha o combate.
En su Historia Naturalis, Plinio menciona sus múltiples aplicaciones medicinales y su presencia en la vida cotidiana. Gracias a estos escritos, sabemos que la manzanilla era una planta de gran importancia en Roma, no solo como remedio casero, sino también en la práctica médica profesional.
Más de dos mil años después, seguimos confiando en esta pequeña flor, como lo hicieron los romanos en su día.