EL ENTRENAMIENTO DE UN MILITAR ROMANO
Vegecio en su obra De re militari muestra su preocupación por los reclutas y en cómo se les entrena. Y eso es lo que vamos a aprender hoy, ¡vamos a ello!
Según Vegecio, los reclutas deben proceder de zonas templadas además deben ser del entorno rural en lugar de provenir de la ciudad. Además, los reclutas tienen que comenzar a serlo al inicio de la pubertad porque a esa edad aprenden más rápido y se adaptan más fácilmente.
También los reclutas deben tener una estatura concreta: seis pies (1,77 m) y tienen que ser fuertes. Asimismo, los muchachos con profesiones de mujeres no son bien vistos para la guerra, pues van a ser más blandos, por eso se prefieren los hombres con profesiones como carpintero o herrero.
Además, nos transmite que a los reclutas se les marcaba con unas incisiones con los signos del ejército y se les hacían unas pruebas para ver su capacidad de verdad. Una vez que los reclutas entran en el ejército se les entra en primer lugar en llevar el paso militar para marchar: en cinco horas se deben recorrer veinte millas (29,6 km) y a paso ligereo en cinco horas veinticuatro millas (35,52 km).
También se les entrena en salto y en natación, pero sobre todo se les entrena a llevar un escudo y postes. Para este último entrenamiento se les da escudos de mimbre que pesan más que los normales y clavas a modo de espadas.
En cuanto a los postes los reclutas los tienen que clavar en el suelo y lo usan como adversario con el escudo de mimbre y la clava. Asimismo se les enseña a herir con el arma golpeando con la punta del arma en lugar de con el canto así como a llevar la armadura para acostumbrarse al peso.
También se les adiestra en el lanzamiento de armas arrojadizas para que ganen fuerza en los brazos y práctica en el lanzamiento.
Por otra parte, se les entrena a usar flechas y hondas con piedras así como
dardos emplomados. Otros entrenamientos conllevan montar a caballo,
transportar peso o fortificar el campamento.