EL ITINERARIO DEL GRAND TOUR

Ayer ya hablamos por encima del itinerario que seguían los jóvenes que hacían el Grand Tour pero hoy lo vamos a ver con más profundidad. 

El viaje iniciaba en Dover de donde salían los barcos para atravesar el Canal de la Mancha y llegar a Calais. Allí contrataban un carro para poder hacer el recorrido por tierra.

Desde Calais se dirigían a Reims y de allí a Besanzón para ir a la ciudad suiza de Ginebra donde hacían parada para acudir a clases de francés. 

De ahí podían bajar hacía la Provenza francesa para visitar Lyon, Aviñón o Niza y si no directamente atravesaban los Alpes para entrar a Italia. 

El paso de los Alpes era un momento muy emocionante en el viaje porque los carros tenían que ser desmontados y los equipajes normalmente eran llevados por los criados. Además de recordarles a la hazaña alcanzada por Aníbal al pasar por ellos en las Guerras Púnicas. 

Una vez en suelo italiano, ponían rumbo al centro del Renacimiento, es decir, a Florencia donde se empapaban de la cultura y el arte renacentistas. 

Tras su parada en la Toscana se dirigían a su principal destino: Roma, donde sobre todo estudiaban la arquitectura clásica y visitaban las iglesias y museos. 

Tras su visita a Roma, algunos emprendían un viaje al sur de Italia para visitar Nápoles, en especial después de descubrirse Pompeya y Herculano en 1748 y 1709 respectivamente. Otra opción era cruzar a Sicilia para visitar los restos griegos de la isla o bien navegar a Grecia, aunque no era lo más común. 

Cuando comenzaban el regreso a Inglaterra, visitaban Venecia, Verona y ciudades del norte de Italia como Milán y Turín. 

Volvían a cruzar los Alpes y se dirigían a París donde podían ver Notre Dame y otros monumentos, pero sobre todo se dedicaban a las relaciones sociales y a aprender a bailar o hacer esgrima, pero sobre todo a desenvolverse en sociedad. 

Tras su estancia en París volvían a Calais para navegar hasta Dover donde terminaba su Grand Tour. 

No estaba nada mal el plan de viaje, ¿verdad?