LA ORATORIA

10.02.2022

La oratoria nació en la Antigua Grecia bajo el nombre de retórica (ῥητορικὴ τέχνη) y constituida como el arte de persuadir con la palabra. 

Para conseguir esa persuasión la oratoria tiene en cuenta tres elementos que son esenciales en el proceso de creación de un discurso: el público, el orador y el discurso. 

Según el público, se pueden distinguir tres tipos de oratoria (genera oratoria): genus iudiciale¸ genus deliberativum y genus demonstrativum. 

El genus iudiciale (género judicial) abarca los discursos pronunciados ante un jurado o un tribunal. También se le llama 'forense'. Su objetivo es probar la inocencia o culpabilidad en un caso y pretende determinar lo justo y lo injusto. 

El genus deliberativum (género deliberativo) comprende los discursos pronunciados ante una asamblea o magistrados tratándose de discursos 'políticos'. Su objetivo es valorar lo útil o lo inútil de una decisión, un plan o un acuerdo. 

Por último, el genus demonstrativum (género demostrativo) se refiere a cualquier discurso pronunciado ante un público heterogéneo, sobre un asunto de carácter general que se pretende elogiar o censurar. 

Por su parte, el orador ha de desarrollar cinco habilidades (officia oratoris): inventio, dispositio, elocutio, memoria y actio. 

La inventio (invención) es la tarea de 'descubrir' los mejores argumentos para la causa; la dispositio (disposición) ordena las argumentaciones y establece una jerarquía de ellas. 

Con la elocutio (dicción o estilo) se buscan palabras adecuadas y hermosas. La memoria es la capacidad de recordar todos los elementos del discurso para pronunciarlo y la actio o representación es el aspecto gestual y teatral de la composición del discurso. 

Por otro lado, el discurso está formado por un exordio o introducción, para captar la atención del público; la narratio es la exposición de los hechos; probatio/confutatio, prueba lo que se dice y la refuta lo que dicen los contrarios; y, por último, la peroratio, resume lo dicho.