LAS CATILINARIAS DE CICERÓN
Cicerón, Discursos III de la colección clásica de Gredos donde se incluyen las Catilinarias.
Como cierre a las publicaciones sobre Cicerón vamos a hablar de las Catilinarias, In L. Sergium Catilinam en latín.
Las Catilinarias son los discursos que Cicerón pronunció ante el Senado durante el transcurso de la Conjuración de Catilina de la que ya hablamos el otro día.
En total son cuatro discursos, el primero es el que se pronunció el 8 de noviembre del 63 a.C. en el templo de Júpiter Estátor y comienza con la frase que el propio Cicerón os decía en una publicación anterior "quosque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?".
Cicerón fue el que convocó al Senado para contarle lo que Catilina pretendía y en lugar de ello pronunció este primer discurso contra Catilina que estaba presente en esa sesión del Senado. El objetivo de este primer discurso es expulsar a Catilina de Roma, aunque también Cicerón aprovecha para increparle y poner al tanto al Senado de la situación.
El segundo discurso se pronuncia el 9 de noviembre, cuando Catilina ya ha abandonado la ciudad de Roma, pero quedaban compinches suyos que iban difundiendo que Catilina se había desterrado voluntariamente a Marsella y solo había sido una víctima de Cicerón por lo que el objetivo de este discurso es deshacerse de las acusaciones. Además Cicerón lo pronunció ante el pueblo en el Foro para que todos fueran conocedores de la situación y tranquilizarlos.
A mediados de noviembre, Cicerón obtuvo gracias a unos embajadores de los alóbroges toda la información de los planes de Catilina y con ella compuso el tercer discurso de las Catilinarias para destapar del todo la conjuración y los planes de Catilina. Fue pronunciado ante el pueblo congregado en el Foro el 3 de diciembre.
Tras conocer quiénes eran los conjurados y apresarlos, había que tomar una decisión sobre qué hacer con ellos por lo que el 5 de diciembre Cicerón reunió al Senado en el Templo de la Concordia para que los senadores expusieran sus pareceres sobre qué hacer con los conjurados. Encima de la mesa se pusieron dos soluciones: la pena de muerte o el destierro y confiscación de bienes. En esa sesión Cicerón dio su parecer con el cuarto y último discurso de las Catilinarias. Cicerón con este discurso quería situarse en el centro pero puso en tal realce la gravedad del asunto que parecía que pedía la cabeza de los presos.
A mí personalmente me encanta Cicerón por su estilo (sí soy un poco masoquista y sus subordinadas interminables me gustan mucho), pero también por su ingenio y las Catilinarias, en especial la primera, son una buena muestra de esto último.
¿Vosotros las habéis leído y/o traducido? Os leo.