LAS ETAPAS DE LA HISTORIA DE ROMA
La Historia de la Antigua Roma abarca desde el 753 a.C., fecha de la fundación de la ciudad, hasta el 476 d.C., fecha de la destrucción y saqueo de la gran ciudad por los bárbaros. Además, está dividida en tres etapas basadas en el tipo de régimen político que hubo en cada una de ellas: Monarquía, República e Imperio.
La Monarquía abarcó desde el 753 hasta el 509 a.C. y en esta época la leyenda y la realidad se dan la mano, comenzando con la leyenda de la fundación de la ciudad por Rómulo y Remo.
En esta etapa se sucedieron siete reyes, siendo el primero Rómulo y el último Tarquinio el Soberbio. Durante esta época Roma conquistó el Lacio, fundó el puerto de Ostia y los primeros edificios públicos. También la división de la población en cuatro tribus territoriales y siete clases sociales así como la división del ejército en centurias corresponde a este período.
La República comenzó en el año 509 a.C. cuando el rey fue sustituido por dos cónsules, se crearon las magistraturas para administrar el poder y se organizó la carrera política y la participación ciudadana en los comicios. Fue una época de avances políticos y sociales aunque también fue una época convulsa marcada por las guerras y rivalidades. En este período se produjeron las Guerras Púnicas entre romanos y cartaginenses (264-146 a.C.), la rivalidad entre Sila y Mario, la Guerra Civil entre César y Pompeyo y la posterior batalla entre Marco Antonio y Octaviano que terminó con la victoria de Octaviano y dio el pistoletazo de salido al Imperio.
El Imperio abarcó desde el 27 a.C. hasta el 476 d.C., cinco siglos en los que el poder recaía en una sola persona, el emperador, que tenía en torno a él a políticos y militares que podían llegar a influir sobre él y por ello sobre el camino del Imperio. Dentro del Imperio se pueden distinguir cinco fases bien distintas entre sí según las dinastías o familias que tuvieron el poder: Julio-Claudia, Flavios, Antoninos y Severos.
En este período, la ciudad de Roma alcanzó su grandeza urbanística y artísticamente pero también la expansión del Imperio y sus provincias, teniendo su punto culminante en el año 117 d.C. en la época del emperador Trajano. Tras este esplendor llegó un ligero declive en el siglo III d.C., después se produjo una escisión en cuatro zonas que marcó el comienzo del fin. A esta división le sucedió la partición del Imperio en dos partes, Oriente y Occidente, en el 395 d.C. y el imperio de Occidente con capital en Roma acabó en el año 476 d.C. con la invasión de los bárbaros.