VIAJANDO POR EL IMPERIO · CAPÍTULO XXX · EL ANFITEATRO DE MÉRIDA
Este viernes volvemos a viajar por el imperio y volvemos a quedarnos en Hispania porque vamos a Mérida para visitar su anfiteatro. ¡Vamos a ello!
La construcción del anfiteatro se planificó junto con la construcción del teatro y por ello se encuentran uno al lado del otro, pues se buscaba dotar a Augusta Emerita de una zona para el recreo público.
El teatro se construyó antes que el anfiteatro, pues este último se inauguró en el año 8 a. C. como atestiguan las inscripciones halladas en sus tribunas.
El teatro y el anfiteatro están separados por una calzada que los rodea. La construcción se llevó a cabo por fases y además parte del graderío se asentaba sobre cajas de fábrica rellenas de tierra fuertemente apisonada y los paramentos eran de piedra bien desbastada.
Además, el graderío, dividido en tres sectores (ima, media y summa cavea) se construyó, en parte, sobre la misma colina que el del teatro y en los extremos del eje menor del edificio en este graderío se construyeron dos tribunas.
La tribuna del lado oeste estaba reservada a las autoridades y la del este a la persona que financiaba el espectáculo. Dos largas galerías permitían, además del acceso a las gradas, la entrada de los gladiadores a la arena.
A ambos lados, se abren habitaciones, posiblemente, para uso de los gladiadores, aunque algunos investigadores las consideren reservadas para las fieras e incluso, una de ellas, pudo haber sido un espacio de culto religioso dedicado a Némesis, diosa protectora de los gladiadores.
La arena contaba con una gran fosa que se cree que estuvo cubierta con un entarimado y su interior sirvió para almacenar las jaulas de las fieras y material escénico.
Me gustó mucho recorrer el anfiteatro de Mérida, sentarme en la grada y pensar cómo sería ver un espectáculo de gladiadores.
¿Tú has tenido la oportunidad de hacer lo
mismo? Te leo en comentarios.
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